Alma de cuerda

Soul of String

El primer trabajo de La Rêverie

Temas de Satie, Debussy, Falla, Grieg, García Lorca y Tárrega, en arreglos de La Rêverie, interpretados por

Juan Manuel Rubio: santur y laud árabe
Esteban Canyar: guitarra clásica

Alma de cuerda

Este disco es único para nosotros. Grabado en apenas tres o cuatro sesiones en una casa rústica de las montañas de Sierra Nevada, con el mar Mediterráneo a lo lejos. Era un ambiente muy especial: soledad, naturaleza, amistad. En semejantes condiciones, sentíamos que podía salir algo bueno.

Teníamos algunas partituras de compositores maravillosos como Satie, Falla, Debussy, García Lorca, etc, pero no queríamos tocarlas tal cual, no queríamos limitarnos a leerlas y registrarlas. Había que añadirles algo, recrearlas desde una perspectiva personal, sin alejarse del espíritu de sus creadores. Además, había que utilizar instrumentos inusuales en este tipo de músicas, como la guitarra clásica española o el oud árabe, exóticos incluso, como el santur turco, para conseguir timbres distintos y mágicos.

Creemos haber logrado el objetivo. En este álbum están las partituras de esos grandes músicos y están nuestras aportaciones, lo que esos músicos nos sugerían desde las notas escritas.

Escuchar a Satie en el oud árabe y la guitarra española, o a Debussy en el santur turco, es una experiencia diferente, que descubre otras dimensiones en la sonoridad de las piezas. Las Gymnopédies y Gnossiennes, en cualquier caso, tienen mucho en común con la música de Oriente. ¿Qué diría el bohemio de Honfleur al escuchar esto? Nosotros creemos que no se sentiría disgustado, que sonreiría y acto seguido soltaría alguna de sus famosas «boutades».

Esteban Canyar

Santur de Juan Manuel Rubio

«ALMA DE CUERDA»

El ensueño es para la conciencia del hombre y su locura lo que el crepúsculo o el amanecer son al día y la noche. No podemos resistirnos al embrujo que despierta en nosotros conocer, atisbar lo que sucede en las grietas abiertas entre mundos, entre lo que es y enseguida deja de ser por la eterna ley del movimiento continuo que hace florecer y perecer sin descanso toda cosa vivida. Vida caduca que impide aferrarse a nada que no sea una mera impresión, un guiño del presente que derrumba todo muro solemne edificado para contener el irremediable tránsito De todo lo que es.

Entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX surge en Europa el movimiento impresionista, desarrollándose en todas las grandes manifestaciones artísticas. Desgarrando el velo que separa a ambos siglos, el Impresionismo es un ejemplo más de crisol histórico donde el todavía palpitante pero vetusto pasado romántico y lo que ya está siendo un movimiento de vanguardia se mezclan inexorablemente para dar a luz una nueva forma de entender la recreación de la vida que es el arte. Se busca ahora «impresionar» los sentidos y la conciencia con unas pocas pinceladas en los lienzos, con unas pocas notas blancas y negras al piano que se suceden a modo de impresiones, salvando la continuidad lineal del tiempo entendido así hasta ahora. En la música se buscan nuevos timbres, se acude a sonoridades nuevas pero antiguas o tradicionales. Autores como Claude Debussy quedan fascinados al conocer las orquestas de gamelan orientales, Erik Satie minimaliza sus delirantes creaciones haciendo resonar en su música las arquitecturas medievales que tan de su gusto era recrear, Manuel de Falla rebusca en su alma gaditana los ecos del cante jondo y de la polifonía renacentista y barroca que tanta inspiración supusieron en sus composiciones, y Federico García Lorca desempolva las viejas canciones tradicionales del romancero español dotándolas de magia poética.

En este trabajo La Rêverie pretende desentrañar los misterios de la simpleza de todo lo bello que en la música habita. Muy en la línea de los creadores impresionistas que aquí homenajeamos hemos recurrido a las sonoridades de la guitarra, el santur y el oud por la magia y novedad tímbrica con la que recrean este repertorio. No podemos evitar escuchar a veces un piano emergente, instrumento para y por el que la mayoría de estas piezas fueron compuestas, en la fusión vibracional de nuestros instrumentos. Asimismo, hemos dedicado especial atención a la recreación y apropiación del repertorio dando un sitio de excepción a la frescura de la improvisación, que es la mejor forma de comprobar que la música tocada es fruto de ese momento irrepetible en que es tocada. Esto liga este repertorio con lo que ha sido en muchos de los casos como Falla, Debussy o Satie una de sus fuentes de inspiración: la música y los instrumentos tradicionales. En este sentido hemos incorporado otro autor que si bien sobresale de los límites de periodo histórico que aquí nos proponíamos, era insoportable la tentación por incluirlo aquí debido a la imbricación de su obra con la música de corte tradicional y a su lugar representativo como testigo de tránsito entre el periodo musical previo y el periodo que nos ocupa: Edvard Grieg.

Esta música que tiene lo mismo de atávica que de vanguardista para nuestros oídos nos evoca la fuerza con que el inexorable paso del tiempo se hace presente sin remedio. Sólo nos queda contemplar el misterio de lo que no puede dejar de ser entre los balates y montañas de las Alpujarras granadinas y las «transaparentes» azules y blancas mareas del Mediterráneo, donde esta grabación fue parida. Música con alma de piedra, cuerda y mar que es y deja de ser, como la ola que flirtea con la tierra sobre el crepúsculo de una nueva arena.

Juan Manuel Rubio