Methodische Reflexionen zur Historischen Bildkunde
Bilder sind historische Dokumente. Die geschichtswissenschaftliche Bedeutung dieser Zeugnisse vergangener Wirklichkeit ist vor allem an ihren Inhalt im weiteren Verständnis des Begriffs gebunden. Daraus folgert, dass in Abhängigkeit von der leitenden Fragestellung einem qualitativ schlechten Stich eine ebenso hohe Wichtigkeit und historische Aussagekraft eignen kann wie einem Gemälde von allgemein anerkannter herausragender künstlerischer Qualität.
Quellenkundlich systematisiert lassen sich Kunstwerke entweder als ‚Überreste‘ einstufen oder sind der ‚Tradition‘ zuzuordnen. Auch diese Zuweisung hängt von der Fragestellung ab.
Bilder sind auf einen Kommunikationsprozess hin angelegt. Sie enthalten auch dann eine ‚Kundmachung‘, wenn ihr Schöpfer ein Bild nur für sich geschaffen haben sollte, also ohne die Absicht, es jemandem zu zeigen. Begriffen als „eine komplexe künstlerische Mitteilung an eine Betrachter oder eine Gruppe von Betrachtern unter bestimmten geschichts- und gegenstandsabhängigen Bedingungen“ lassen sich Bilder nicht nur unter realkundlichen, personenbezogenen oder familiengeschichtlichen Aspekten als Quelle heranziehen, sondern darüber hinaus nach Aussagen über gesellschaftliche Beziehungen und ihren Wandel befragen.
Als „Erfahrung der Vergangenheit…, wie sie in deren gegenwärtiger, sinnfälliger Bekundung da ist“, eignet – so lautet meine These – auch bildnerischen Werken ein historischer Dokumentensinn. Ein Bild lässt auf der Grundlage seiner historischen Entstehungsbedingungen und – zusammenhänge geschichtswissenschaftliche Erkenntnisse erschließen über den denkenden und fühlenden, handelnden und leidenden Menschen – Mensch begriffen sowohl als Individuum wie als kollektives Wesen. Durch Fragen an das Bild erhält der Fragende Kunde über die geistige und soziale Befähigung des Menschenm sich mit den Strukturen seines Umfeldes in der Bandbreite von Mitmensch und Natur bis zu Gott und Weltordnung auseinanderzusetzen. [ … ]
[Weiterlesen >> vollständiger Text mit Fußnoten im pdf-Format / neuer Tab 10 MB >>]
svz 70 – bibliografische Information
Rainer Wohlfeil:* Methodische Reflexionen zur Historischen Bildkunde,
in: Brigitte Tolkemitt, Rainer Wohlfeil (Hg.), Historische Bildkunde. Probleme – Wege – Beispiele, Berlin 1991 (= Zeitschrift für Historische Forschung, Beiheft 12), 17-35
Rainer Wohlfeil, Hamburgo
Reflexiones metodológicas de iconografía histórica1
Una imagen es un documento histórico2, testimonio de una realidad pasada. Su contenido – en el sentido amplio del concepto – determina el interés que posee para la Historia como ciencia. De ahí resulta que, en función de la pregunta planteada por el historiador, un grabado de mala calidad pero de elevado potencial informativo puede tener tanta o más importancia para la investigación histórica que una pintura prestigiosa, reconocida por sus altas cualidades artísticas.
En el sistema que clasifica las fuentes históricas en función de la información que pueden brindar, las obras de arte suelen considerarse o bien como ‚vestigios‘ (fuentes primarias) o bien atribuirse a la categoría de ‚tradición‘ 3 (fuentes secundarias), siempre dependiendo del planteamiento de la investigación.
Por su naturaleza, toda imagen está enfocada hacia el proceso comunicativo. Contiene un ‚mensaje‘ – incluso si el creador4 solo la produjera para sí mismo, es decir, sin intenciones de mostrársela a nadie. Así, cualquier imagen puede comprenderse como „una comunicación artística compleja, dirigida a un observador o grupo de observadores, en determinadas condiciones históricas y condicionada por ciertos aspectos materiales“ 5 . Seguiendo esta definición, las imágenes no solo sirven como fuentes6 para indagar aspectos materiales del pasado o aclarar cuestiones relacionadas con personalidades o linajes, sino también como recursos para explorar las relaciones existentes en el seno de las sociedades, y sus respectivos cambios.
Por consiguiente, propongo como hipótesis que la obra visual es un documento dotado de significado histórico, en tanto que se trata de una „experiencia del pasado …, presente en su manifestación gráfica contemporánea“ 7. Tomando como base las condiciones y el contexto de su génesis, la imagen nos permite deducir informaciones histórico-científicas acerca del ser humano de entonces, de sus pensamientos y sentimientos, sus acciones y sufrimientos – entendiendo por ser humano tanto el individuo como la entidad colectiva-. Al cuestionar la imagen, el historiador obtiene informaciones sobre las habilidades intelectuales y sociales con que las personas afrontaban las estructuras de su entorno – ya se tratara de sus congéneres o de la naturaleza, de Dios o del orden mundial. El reflejo pictórico de las maneras en que el hombre cumplía, en espacio y tiempo, con las exigencias sociales y los retos existenciales, permite revelar las normas y los valores reinantes, las expectativas y esperanzas, los temores y terrores de entonces, a través del análisis, la explicación histórica contextual y la interpretación.
A condición de tomar en cuenta las características inherentes a la imagen y los pertinentes factores externos, la obra refleja, pues, las condiciones, los problemas y contradicciones del momento de su creación, las estructuras e interrelaciones sociales así como sus cambios, en una realidad pasada. En su función de fuente histórica, la imagen no solo ‚complementa‘ el nivel de conocimiento histórico obtenido por otro tipo de medios, sino que es capaz, por ser un documento dotado de significado histórico, de proporcionarnos conocimientos que no podemos extraer de otras fuentes.
La tesis de la imagen como documento con significado histórico se basa esencialmente en la siguiente premisa: una obra artística posee multiples capas de ’significado‘ , es decir, su contenido ofrece diferentes lecturas semánticas.